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NOS QUEDAMOS SIN BARES

Otra vez en la capital, después de pasar todas las Navidades en mi querido pueblo. La alegría de nuestra España vaciada se concentra en buena parte en sus bares, que por desgracia van desapareciendo poco a poco y si nadie lo remedia cada vez habrá más pueblos sin estos lugares de reunión y disfrute que tanto necesitamos.Hay países en Centroeuropa que no tienen nuestra cultura de los pinchos y las cañas, la partida y el copeteo, con lo cual no necesitan estás universidades populares para distraerse y socializar, pero nosotros las necesitamos como el comer.

Esta Nochevieja por la tarde hubo unas horas que solamente había un bar abierto en VILLORIA, estas horas pre campanadas en nuestro pueblo siempre han sido de llenar todos los bares y estar con la familia y amigos despidiendo el año como Dios manda, mojando las palabras, pero por circunstancias los pocos bares que quedan estaban cerrados. El miedo al bicho y que la mitad del pueblo estaba confinada o a punto hizo que apenas estuviéramos 30 personas celebrando tan señalado día. Todo esto hace reflexionar sobre la necesidad de los santos lugares que son los bares, tascas o llamalos como quieras.

En estas fechas también ha cerrado La Rúa, otro histórico pub de la carretera. Esto no sería noticia si no tuviéramos juventud en el pueblo, pero por suerte hay mucha, que necesita distraerse los fines de semana y si no lo tenemos en VILLORIA tienen la necesidad de ir en coche a otros lugares con lo que eso conlleva. El mundo ha cambiado en el último lustro y más con esta pandemia, los hábitos de la gente ya no son los mismos, las iglesias vacías, los pinchos no se agotan los domingos, la gente no pisa los bares, los jóvenes y niños pegados todo el día a las pantallas, todo este tiempo de incertidumbre, paro y necesidad hace que las personas tengamos trastornos psicológicos, que son la enfermedad del siglo XXI. Ningún político quiere cambiar esto y si nadie lo remedia, en 20 años cuando podamos retirarnos en nuestros pueblos y disfrutar de esa calidad de vida que tanto añoramos, no tendremos esa barra de bar, donde compartimos los momentos vividos y arreglamos el mundo en veinte minutos, jugamos a las cartas y nos picamos, o simplemente matamos el tiempo hablando de cosas banales, sin importancia, pero que nos hacen felices y nos alejan un ratito de nuestros problemas cotidianos. Si algo le pido a este año es que nos deje ese lugar de sabiduría popular en el pueblo, que no tiene pupitres, ni mucho menos exámenes, pero que tanto necesitamos y que sin ellos no se entendería esta cultura picara y milenaria que es y será siempre la que tenemos en nuestros «BARES» Que lugares…

Hasta donde ha llegado la situación en nuestros pueblos que en las próximas elecciones habrá un partido llamado, LA ESPAÑA VACIADA. lo tiene difícil pero con un poquito que saquen y ayuden a avanzar a todos estos lugares que están desapareciendo poco a poco, me alegraré y pensaré que todo no está perdido.

Javier López Martín.

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