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AUTÓNOMOS O AUTÓMATAS


DE SOL A SOL Y DE POSTRE…FACTURACIÓN

Amanece un día cualquiera y hay que tirarse de la cama : las seis, las siete de la mañana…siempre levantándose con el sol. Se presenta una jornada de lo más movido en el trabajo diario. La crisis está causando estragos y ha habido que recortar gastos para poder seguir adelante con el negocio familiar.

Lo poco o mucho que sabe del negocio lo aprendió sus padres que a la vez, lo aprendieron de los suyos, pero los nuevos tiempos mandan y le ha tocado adaptarse a ellos si no ha querido quedarse en el furgón de cola. El mercado manda y la restructuración del sistema se ha hecho imprescindible. Más tecnología, mas medios, mejor presentación de los productos pero, en contra de lo que pueda parecer, más tiempo empleado, más horas en el tajo, más trabajo en definitiva.

El sol, ese que con él se levanta, es el que le marca el inicio de la jornada, una jornada que puede ser frenética, interesante, positiva, pero que otras se convierte en tediosa, aburrida y negativa. Las penas y las alegrías se entremezclan dando lugar a sentimientos agridulces que unas veces te hacen amar la profesión que has elegido y otra odiarla hasta aborrecerla. Mucho tiene que ver en esto el trato con la gente. Gente que se presenta en forma de cliente, de proveedor, de empleado, de vecino, de conocido, de amigo, de familiar… y que van a marcar el devenir de su trabajo día tras día, mes tras mes, año tras año; de la relación con todos ellos dependerá mucho su estado de ánimo y su actitud para soportar una larga jornada de trabajo. Porque sabe cuando comienza la jornada, pero casi nunca cuando termina, ya que ahora no será la puesta de sol la que ponga fin al día laboral: después de todo el día trabajando de sol a sol todavía queda el postre en forma de albaranes, facturas, extractos bancarios y un muestrario de letras que no manejaría ni el mismísimo Cervantes. Y es que, después de ponerle buena cara y regalar sonrisas a todo lo que le rodea, queda oficializarlo todo, no sea que los tc1, tc2, 300, 110, IVAS, VENIAS y demás papelería oficial se rebelen contra él y le pongan cara a cara frente la todopoderosa Hacienda-lagarto, lagarto…-
Y se acabó el día laboral, que no el natural. Ahora queda la llegada triunfal a casa, con los huesos doloridos, con la cabeza como el bombo de Manolo y allí le espera su mujer y madre a la vez de sus hijos. ¿ha dicho hijos?. Pero, de donde ha sacado tiempo para tener hijos?, y, de pronto le viene a la cabeza el refrán de todos conocido: a burro cansao…y se queda mas tranquilo. Además su esposa le acoge con todo su amor, le mima, se sienta con él y escucha pacientemente cómo le ha ido el día y le premia con su amor…pero de pronto se despierta y vuelve a la realidad con los niños encima y la media naranja, que por cierto también es autónoma ( aunque sólo sea de su casa), relatando todo aquello que se ha perdido por trabajar tanto: Que si fulanito, que si menganito, que si el niño que si la niña, que si el maestro, que si el médico, que si la vecina que si la mama ,perdón mamá(quiso decir), que si Belén Esteban que si….que si…QUE SÍ, QUE SÍ, QUE YO TAMBIÉN TE QUIERO-le dice él, resignado-. Y, ahora sí, se acabó el día. Y se va a la cama dando gracias por tener trabajo y pidiendo a quien haga falta no caer enfermo porque entre los autónomos está prohibido ponerse malito.¿por qué será?
Y de nuevo sale el sol y se tira de la cama: las seis, las siete de la mañana..Esto le suena, ¡ah!, si es como empezó ayer, y como seguirá mañana y pasado mañana y ¿así siempre? Temblores le entran….

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