Julián Barrera, alcalde de Villoria, explica el por qué de su decisión de no dar permiso para la instalación de una barra de bar en el campo de fútbol durante la celebración del Primer Trofeo de Fútbol Siete organizado por el C. D. Promesa de Villoria

RESPUESTA DEL ALCALDE


Julián Barrera, alcalde de Villoria, explica el por qué de su decisión de no dar permiso para la instalación de una barra de bar en el campo de fútbol durante la celebración del Primer Trofeo de Fútbol Siete organizado por el C. D. Promesa de Villoria
No es mi intención responder a las críticas que pueda recibir por parte de cualquier vecino o asociación de Villoria sobre mi gestión como alcalde. Las acepto con total normalidad como algo propio del cargo que ocupo. Me he equivocado y me equivocaré muchas veces a la hora de tomar decisiones, por eso siempre intento consensuar estas decisiones con mis compañeros de Corporación. Nadie es infalible y yo menos que nadie.
Sin embargo algunas veces ocurre que si te callas eres tonto y si contestas eres malo. Yo no pretendo ser una cosa ni otra y en esta ocasión me gustaría responder a los dos escritos publicados en Besana por Nandy y los responsables del Club Promesas de Villoria, sobre la prohibición por mi parte de instalar una barra para vender bebidas en las instalaciones del campo de fútbol durante el reciente campeonato celebrado en las mismas.
La decisión fue mía y por eso escribo en primera persona del singular. Que nadie busque más responsables.
En su día expuse los motivos a los responsables del Club personalmente o vía telefónica y posteriormente lo he hecho durante el último pleno en respuesta a una pregunta formulada por el Grupo Socialista. También se lo habría explicado a mi amigo Luis Fernando (Nandy) su hubiera tenido la deferencia de preguntarme antes de publicar su artículo «Boicot». En otras ocasiones lo ha hecho y siempre le he proporcionado la información que me pedía lo mejor que me ha sido posible. En deferencia a él y a Besana.
Por cierto Luis Fernando: algunos párrafos de tu escrito rayan la anarquía, otros el catastrofismo y uno en concreto el insulto contra mi persona.
No tengo nada que ocultar en la gestión del Ayuntamiento. Las cuentas son públicas y en cada pleno se informa del uso que se hace del dinero de todos los vecinos. Cualquier persona que lo haya deseado conoce perfectamente la gestión llevada a cabo. Creo poder decir que tanto el equipo de Gobierno como los miembros de la Oposición disponemos de la misma información. La claridad y transparencia es lo que intento conseguir desde el Ayuntamiento y por eso me hubiera gustado que los responsables del Club también hubieran sido conmigo claros y transparentes.
Hace más de un año alabé en esta misma revista su esfuerzo y dedicación desinteresada para sacar adelante un proyecto tan admirable como el Club Promesas de Villoria, donde también participan mis dos hijos. Sigo pensando lo mismo, con la diferencia de que hoy tengo una responsabilidad que entonces no tenía.
Las instalaciones que utiliza el Club pertenecen al Ayuntamiento y, por tanto, a todos los vecinos de Villoria. Como responsable tengo la obligación, no el capricho, de conocer las actividades que se llevan a cabo y la gestión de las mismas.
Hace ahora un año el Club convocó una reunión con el Ayuntamiento para solicitar ayuda económica o de otro tipo para la temporada. Cuatro concejales y yo mismo esperamos pacientemente más de media hora a que llegaran las personas que nos habían convocado. Como no llegaban decidimos llamar por teléfono por deferencia y poco después se presentó un solo miembro del Club.
Evidentemente le dijimos que aquellas no eran las formas y que el Club siguiera el mismo procedimiento que las demás asociaciones de Villoria. Es decir, presentar un mínimo proyecto de actividades y gastos de la temporada para que el Ayuntamiento pudiera justificar el dinero de la posible subvención. No hemos recibido nada desde entonces ni nos han solicitado nada para la temporada que viene. Durante el último año se han realizado algunas mejoras en el campo de fútbol y el Ayuntamiento ha proporcionado al Club lo que nos han pedido en la medida de nuestras posibilidades.
Y así llegamos a lo ocurrido con la celebración del reciente campeonato. De lo único que teníamos conocimiento hasta los días antes del sábado día 23 era de una solicitud verbal para que el Ayuntamiento proporcionara a los niños participantes una pieza de fruta y un refresco o zumo. La celebración comenzaría el sábado 23 a las 10,30 horas de la mañana, aprovechando la jornada de puertas abiertas de las Piscinas Municipales.
El jueves 21 alrededor de la una del mediodía llegué al ayuntamiento y me encontré con un miembro del Club que me presentó una solicitud para el sábado siguiente con 6 ó 7 peticiones. Entre ellas solicitaban permiso para hacer una paella en la Alameda, cortar el camino de Cordovilla, avisar a la Guardia Civil, disponer de tres socorristas en las piscinas y las mencionadas frutas y refrescos.
En el primer punto de la solicitud pedían permiso para la instalación de una barra en el recinto deportivo, sin ánimo de lucro, para vender refrescos a las personas participantes. El escrito es público puesto que lo leí en el pleno de junio.
Evidentemente le pregunté que por qué andaban con tanta premura, que no disponíamos de tiempo material. Aun así nos pusimos manos a la obra y logramos solucionar todas las peticiones menos la instalación de la barra, la cual no podía autorizar sin asesorarme de las implicaciones que su instalación podía tener. No sólo legales, sino para el resto de establecimientos de Villoria.
Es más. Como me dijeron que era para proporcionar refrescos de forma altruista y desinteresada les ofrecí una ayuda económica para que no tuvieran necesidad de instalar la barra y trabajar en ella. Además me puse en contacto con la persona que gestiona el bar de las Piscinas Municipales para que ese día abaratara los precios en beneficio de los miembros del Club y visitantes. Accedió a rebajar el precio de los refrescos y cervezas de 1,50 a 1 euro. Me comentó también la posibilidad de mantener el precio a 1,50 y que 50 céntimos de cada refresco fueran para el Club en caso de que el Club se lo pidiera. No fue así.
Después supe que en ese mismo momento ya estaban encargados los refrescos, las cámaras de frío, la barra y 10 barriles de cerveza. Y supe también que no me estaban contando toda la verdad. Y me di cuenta, hablando con unos y con otros, de que, por desgracia, se estaba mezclando la política con el deporte y que antiguas rencillas personales salían de nuevo a la luz. En ese mismo momento decidí que no iba a permitir la instalación de la barra. La decisión fue personal y no hay ningún motivo oculto. Ni pretendo perjudicar al Club ni favorecer, como han pretendido hacer ver, a la persona que gestiona el bar de las piscinas. Quien asegure eso es que, sencillamente, no me conoce.
Creo que las personas que gestionan el Club se están equivocando en varias cosas. Sobre todo en no escuchar todas las opiniones de todos los padres a la hora de tomar decisiones. Como alcalde recibo a menudo quejas sobre la opacidad de las cuentas y la gestión de las mismas. O sobre el trato desigual que reciben las secciones de fútbol y baloncesto. Por eso me gustaría conversar tranquilamente y sin prisas con los responsables del Club e intercambiar información. Que nadie se preocupe porque desde el Ayuntamiento tenemos la mejor disposición para que el Promesas de Villoria mejore cada día. Faltaría más.
Sobre lo ocurrido el día 23 creo que si todo se hubiera preparado en tiempo y forma el club no habría tenido ningún gasto y hubiera obtenido beneficios para su financiación. Desde el Ayuntamiento nos hubiéramos encargado de que así fuera. Por desgracia no hemos tenido la oportunidad. De esa forma el Ayuntamiento hubiera autorizado la instalación de la barra sin el más mínimo problema. No me gusta prohibir, pero tampoco que me tomen el pelo.
En el escrito del Club publicado en Besana se agradece a todo el mundo su participación y colaboración. A todo el mundo menos al Ayuntamiento que, al parecer, no ha colaborado en nada. Sólo se ha tenido en cuenta la negativa a colocar la barra. Lo demás no importa.
No me ha dolido por mí, sino por el resto de mis compañeros de Corporación que están ahí precisamente para prestar un servicio desinteresado a Villoria. Lamento tener que haber escrito esto, pero es lo que pienso y lo que siento.
Para todo lo demás quedo a disposición del Club Promesas de Villoria.

Julián Barrera Prieto.

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