1 de enero de 2025 . Comienza un año que, otrora, sería de rima fácil y chabacana. Por suerte, aquello fue una moda y, como tal, se pasó. Hemos cumplido el primer cuarto de un siglo que comenzó con augurios catastróficos. Aquel en el que los cambios de dígitos iban a colapsar ordenadores, centralitas, móviles, todo tipo de artilugios modernos y cabezas pensantes, creando un caos que nos llevaría a algo parecido al fin del mundo. Un escenario apocalíptico que, por fortuna, se quedó en eso: en escenario.
Lo que no se quedó en escenario, pero si llegó a ser, si no apocalíptico, sí ruinoso y devastador, fue ese cambio de moneda en el que nuestra añorada peseta se convirtió, por obra y gracia de aquellos que, democráticamente, rigen (o regían) nuestros destinos, en una nueva moneda de nombre progre y muy europeo. Y resultó que, por arte de birlibirloque, lo que un día valía cien pesetas al siguiente paso a valer un euro. ¡Pues que barato!, de cien pasamos a uno. Eso es lo que nos decía nuestro subconsciente, pero la realidad es que estábamos pagando ciento sesenta y seis con ochenta y seis pesetas por lo que valía cien. Casi nada la diferencia. Lo peor fue que está máxima no se aplicó a nuestros ingresos salariales. Devastador.
Comenzamos este segundo cuarto de siglo siempre con la esperanza puesta en un futuro donde reine la paz, el amor, la armonía, la solidaridad, la igualdad, la libertad…y la salud. En fin, todo aquello que nos lleve a conseguir un mundo mejor. Muchos ya no lo veremos, pero eso no impide que, en el día a día, pongamos nuestro granito de arena en ese cometido. A los Reyes Magos, que ahora están acampados en el monte esperando su gran día, les pedimos la fuerza suficiente para conseguirlo.
Para los «sanfermineros» hoy comienza su particular cuenta atrás y también, como para el resto de los mortales, comienza un vuelo majestuoso y sereno, como el de esas aves que ha inmortalizado con su cámara JCS, en busca de nuevos horizontes.
Saludos para todos. Ha sido un placer.
SPP