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¨Aunque pasen los años, hay quien no se olvida del pueblo. ¡Como me gustaría a mi correr delante de los toros en los encierros y cantar "el vino que tiene Asunción"!¨

COPLILLAS A LAS FIESTAS

¨Aunque pasen los años, hay quien no se olvida del pueblo. ¡Como me gustaría a mi correr delante de los toros en los encierros y cantar «el vino que tiene Asunción»!¨
Sé que estamos viviendo una época de crisis económica y puede que las fiestas se vean afectadas por ella, por tanto agarrarse a alguna iniciativa puede ayudar a pasarlo menos mal, no quiere decir que tenga que ser nada de lo que yo diga, pero cantar es cosa buena, pues el refrán dice ¡que el que canta los males espanta!.

Como veréis en una coplilla, cito a una persona conocida ya que lo que le sucedió fue objeto de comentarios. Sin ningún ánimo de mofarme del trágico suceso (que lamente mucho en aquel momento) he querido buscar la posible gracia y quitar dramatismo haciendo esa coplilla para ser recordado.

Podéis comprobar que, aunque pasen los años, hay quien no se olvida del pueblo. ¡Como me gustaría a mi correr delante de los toros en los encierros y cantar «el vino que tiene Asunción»! Aquello nosotros lo cantábamos a todo pulmón como si de un himno se tratara en todas las fiestas y días de farranga. La verdad que en aquellos tiempos, que en nada se parecen a los actuales teníamos que cantar lo mismo que hacían nuestros mayores porque fue una época en la que hasta pensar en algo diferente estaba prohibido. Cantábamos lo que se oía en las pocas radios que había en algunas casas, pero cantábamos…. Por cierto, dicen que esas radios dieron algún disgusto, hasta dicen que hubo quien las llego a romper porque no cantaban como la de su vecino….supongo que será una leyenda…

Voy a contar una anécdota sobre las radios…Me acuerdo que la primera radio que yo vi era grande como un mueble, fue en casa del tío Furris que era el padre de mi amigo Siso. Ambos somos de la misma edad y por entonces como éramos vecinos, jugábamos juntos y hacíamos alguna que otra trastada también juntos, siempre inocentemente. Aquella radio la cuidaba su padre como oro en paño, lo que quería decir que estaba prohibido tocarla…Un día, teníamos una de esas coplillas y quisimos comprobar si se podía escuchar la tal coplilla y la pusimos a funcionar, sin permiso de sus padres. Nada de lo queríamos, salía por aquella radio…. lo único que se escuchaba era cantar en moro al menos eso era lo que nosotros nos parecía, ¿por qué aquello era moro? ¡no lo sabíamos!…más tarde, cuando uno es capaz de saber algunas cosas, te extrañas menos…en la España de entones los moros eran la escolta de Franco y como su primer gobierno fue en Salamanca, supongo que para tenerlos contentos, les puso una emisora y la cercanía de esa posible emisora, hacia que sus ondas llegaran tan fácil a Villoria.
Sigo con la radio de Siso, cuando llevábamos un buen rato buscando, como no fuimos capaces de encontrar lo que pretendíamos, quisimos apagarla, pero no era fácil…aquello tenia unas teclas muy raras y lo que conseguimos fue elevar el volumen, tanto que la madre de Siso nos pilló con las manos en la masa, y nos llevamos una gran bronca. El culpable, yo, pues tenia fama de trasto…mi amigo solo temía que su padre se enterara pues tenia fama de duro…Entonces no era delito pegar a los niños, al contrario era normal y hasta lo aconsejaban, diciendo que era por su bien para que aprendieran a comportarse, todo lo contrario a lo que pasa hoy día, que los niños son intocables. A mi no me sentaba nada bien aquella moda de pegarte para que aprendieras, y cuando veía que se ponían las cosas feas, agarraba la puerta y me escapaba, aunque fuera del colegio, antes de que me pegaran. Lo hice más de una vez, aunque al llegar a casa me tocara «cobrar» como se decía entonces, pues mi versión no era válida y siempre eras culpable.

Bueno me he salido del guión, pues mi intención era mandaros las coplillas por si os valían de algo pero de paso nunca esta mal escribir anécdotas que están en el recuerdo ya lejano.

Nosotros, también imitábamos a los músicos del pueblo…En su mayoría, por no decir siempre, tocaban de oído aquellos pasodobles o boleros…Nunca ví delante de sus instrumentos una partitura, ni nadie que cantara….Hoy las orquestas traen vocalistas, entonces hasta se desconocía el significado de la palabra.

Lo que sí era bonito, era oír cantar a la gente por la calle o silbar cuando uno iba solo, sobretodo por la noche, no sé si era para quitar el miedo porque las calles estaban oscuras…Lo hacíamos cada uno a su manera, lo que a veces tenia gracia y de ello te reías por las descompensadas melodías, pero servia para reconocer quien era él que por allí pasaba.

También era normal cuando alguien iba a Salamanca (que se iba poco….ya que entonces Salamanca estaba muy lejos…) comprar las coplillas que vendían los ciegos, a las que cada uno ponía música a su medida y que nunca, o casi nunca, era la que a aquellas letras le correspondía, pero como cantabas allí, en el campo donde solo tú y los pajarillos te oían, no tenias la sensación de hacer el ridículo, lo que si era cierto que aquellas coplillas, en muchas ocasiones te ayudaban a mitigar la soledad. Recuerdo que en una ocasión cayó en mis manos una de esas coplillas, que decía más o menos así:

Limón, limón limonero/del limonar de mi centro/
no lo partas con cuchillo/ que esta mi corazón dentro/

Una mañana que yo creía que nadie me escuchaba estaba cantando a todo pulmón y me llevé una sorpresa cuando una señora me advirtió: «Escucha Sigi: cantar bien o cantar mal en el campo es diferente, pero donde te oiga la gente, ¡cantar bien o no cantar!. Desde aquel día me cuidé mucho, pues siempre supe que no tenía el don de cantar, aunque cuando fuimos creciendo con mi pandilla y una botella de tinto cantamos y cantamos sin temor al ridículo, la ya famosa cantúrriela «el vino que tiene Asunción ni es blanco ni tinto ni tiene color». Nuestra idea era pasárnoslo bien sin hacer mal a nadie, aunque en alguna ocasión alguna pifia sí que hicimos.

Que tengáis un buen verano, yo, en mi situación pocas perspectivas me quedan, pues tengo la vida bastante limitada y aunque vivo pegando al mar lo mas que puedo hacer es pasear por la orilla con mi silla de ruedas. Esta observación no lo hago para dar pena, mas bien para que si hay gente, que sé que la hay enferma, hagan como yo, quitarse las penas haciendo algo con lo que se distraigan.

Un saludo desde Vigo de Sigi

I. COPLILLA A LAS FIESTAS

¡Qué bonitas son las fiestas!
solo en ellas hay color,
las peñas siempre contentas
son, de todo, lo mejor.

Villoria es solo alegría,
como estas fiestas no hay dos,
ven a pasártelo en grande,
que no hay un pueblo mejor.

Vas a bailar como un loco,
vas a cantar lo que quieras,
aquí nadie pone el freno,
porque todo es bueno, bueno y bueno.

De beber te vas hartar
porque aquí somos alegres
sólo hay una condición
que si conduces, no bebes.

Y así con nuestra charanga
sin parar, noche ni día
tú solo comprobarás,
que Villoria es alegría.

Y acabaremos bailando
porque las fiestas son cortas,
y enseguida se nos pasan,
y eso sí que nos importa.

Ya sólo queda otro año
para volver a empezar
son tan pequeños los años,
que se pasan como ná

II. COPLILLA A LAS FIESTAS

Hay una finca en Villoria,
que la habita un ermitaño
su mundo es contemplar
pavos, gallinas y patos.

Cuando menos lo esperaba,
que era el día de la fiesta,
su mística le falló,
y por poco…no lo cuenta.

Se asustaron las gallinas,
y los pavitos reales,
abrieron el abanico
para dar un poco aire…al pobre Nito.

Los cañizos eran bajos,
y el toro se escapó por los manzanos
y al él sólo se le ocurrió,
ir a pararlo con la mano.

Allí perdió la camisa,
y también los pantalones,
quedó con el culo al aire
enseñando los co…..

Dicen que hizo eso Nito,
con una doble intención,
que vieran lo que se guarda,
debajo del pantalón.

Soltero de nacimiento,
guarda en casa todo el oro,
no han conseguido las mozas
lo que consiguió ese toro.

Desnudarle sin pudor,
delante de tanta gente
fue aquello lo nunca visto,
y las mozas comprobaron
que Nito sí tiene pi…

III. COPLILLA A LAS FIESTAS

Ya llegamos a la fiesta,
vamos a cantar bien fuerte,
porque somos de Villoria,
vamos a liarla gorda.

Que nadie se eche para atrás,
al correr en los encierros
vamos a traer los toros,
aunque se salten los hierros.

Con caballos y tractores,
recorreremos el termino,
y por las buenas o las por malas,
traeremos los toros al pueblo.

Y aunque acabemos cansados,
y alguno con agujetas,
vamos a seguir bailando,
hasta que acabe la fiesta.

Prepara un plato bien grande,
para ir a comer la vaca
ya sabes que esta buenísima
y con la fiesta remata.

Y a esperar hasta otro año
que pensamos repetir,
y que nadie se lo pierda
os queremos ver aquí.

IV. COPLILLA A LAS FIESTAS

Vivir en Villoria, qué bonito es,
pase lo que pase, lo pasamos bien.

Cantamos, bailamos,
siempre a tó meter
y el día de la fiesta
hasta amanecer.

Vivir en Villoria, qué bonito es,
pase lo que pase, lo pasamos bien.

La plaza de toros,
la plaza mayor,
la fuente de alba,
y el río del cachón.

Vivir en Villoria, qué bonito es,
pase lo que pase, lo pasamos bien.

Decimos ¡osús!
para exagerar,
los viejos son grandes,
y ancianos jamás.

Vivir en Villoria, qué bonito es,
pase lo que pase, lo pasamos bien.

Vivir en Villoria, qué bonito es…
Vivir en Villoria, qué bonito es…

V. COPLILLA A LAS FIESTAS

Villoria tiene una iglesia ,
que es de piedras y ladrillos
y tiene un cura con barba,
y nos faltan monaguillos.

Ya no existe el caserón,
que en tiempo fue ayuntamiento,
un salón para bailar,
traerá mejores recuerdos.

Hay por las calles arbolitos,
ya solo hay tierra en los tiestos,
ya se acabaron los charcos,
los cubrieron con cemento.

En el prado esta el frontón,
y hay mesas en la alameda,
las piscinas en la charca
y en San Benito está el agua.

No hay un burro en todo el pueblo,
con el que correr los gallos,
dicen que eso era muy fuerte,
los gallos tuvieron suerte.

Los hay que no están conformes,
con las antiguas tradiciones,
pues como decía la abuela,
el mejor sitio de un gallo es la cazuela.

Lo bueno que estos cantares,
se canten sin intención,
y si alguno se molesta,
me hago responsable yo…

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