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Los Templarios. Los dineros del Temple

En Junio del 2022, Carlos Hidalgo, nos presento una segunda parte dedicada a los templarios, con una anterior entrega en enero de 2021. Hoy nos presenta una tercera entrega de este apasionante mundo de los templarios…

Tercera parte:

Los dineros del temple.

Que la Orden de los Templarios logró acumular a lo largo de dos siglos de existencia grandes riquezas es algo de lo que no hay duda, sobre sus tesoros considerados enormes y fabulosos se mueve gran parte de la leyenda templaria, aún hoy se pregunta dónde pueden estar escondidos o cual fue su paradero final.

Otras órdenes religiosas o instituciones monásticas también poseyeron grandes rentas, señoríos y hasta villas con sus impuestos; aunque los monjes de las órdenes no podían poseer nada propio, las órdenes en ocasiones acumularon auténticas fortunas.

El caso del Temple es especialmente significativo porque supo sacar rendimiento a todos los sectores económicos del momento, agricultura, ganadería, etc. La tierra, en la edad media era un bien muy preciado, y supieron hacerse con grandes extensiones de esta, bien por donaciones, como botines de guerra y con el tiempo las aumentaron mediante compras.

La acumulación de ganancias hizo, muy pronto, que destacasen como verdaderos expertos en finanzas, convirtiéndose en la red financiera más importante de su tiempo, la más segura y solvente y que no tardaría en actuar como un banco actual, con sus secciones de préstamos y créditos con garantías, financiaron a comerciantes, nobles incluso a reyes; en sus cajas fuertes custodiaban bienes ajenos, desarrollaron un eficiente sistema bancario, documento de autorización sellado y firmado, por el cual el autorizado podía percibir la cantidad especificada en cualquier edificio del temple (lo que en la actualidad es un cheque bancario). Fue una fuente importante de ingresos los beneficios de la explotación de productos de la tierra tanto agrícola como ganadera. Tuvieron una gran flota marítima, que los peregrinos utilizaban para viajar a los Santos Lugares ya que esta les proporcionaba más seguridad a ellos y a las mercancías de los comerciantes.

Todas las encomiendas de Occidente era sabiamente administradas, se aplicaban a obtener recursos para el mantenimiento de los templarios en Jerusalén; las encomiendas de la Península Ibérica se quedaban con las rentas obtenidas en ella pues eran necesarias para mantener la cruzada contra los árabes en la península.

Se especula muchísimo sobre la procedencia de las riquezas del Temple, hay quien dice que en uno de los manuscritos del mar Muerto encontrado en la cueva de Qumran, decía, que bajo el Templo del Rey Salomón había veinticuatro montones de oro y de vajilla sagrada. En un principio se dijo que la cantidad ascendería a 200 toneladas lo que parece una exageración, después de estudios pudo ser que se hallasen 60 toneladas y que pudieron ser descubiertas por el Temple. También se cuenta que en el año 70 d. C cuando Tito destruyó el Templo, los romanos se apoderaron del tesoro y lo llevaron a Roma donde fue robado de nuevo y llevado a posteriormente a algún lugar de los Pirineos. (Aquí se podría especular con el tesoro de los Cátaros)

La caída de la Orden de los Caballeros del Templo del Rey Salomón:

Perdida Jerusalén en manos de los turcos Selyúcidas y el resto de Tierra Santa, no había forma alguna de organizar otra cruzada, pues los países europeos estaban más preocupados de cuidar de sus fronteras que de los problemas de oriente, la iglesia viendo amenazado su poder en las Sicílias, Francia e Inglaterra en guerra, las ordenes en Chipe y desmoralizadas después de la pérdida de San Juan de Acre, no había posibilidades de hacer otra cruzada. Solo en la Península Ibérica tenían razón de ser las órdenes militares, los musulmanes tenían aún presencia y podían atacar en cualquier momento. El entendimiento para la fusión de hospitalarios llamada de Rodas y finalmente de Malta; (esta participó en la Batalla de Lepanto 200 años más tarde) y templarios no fue posible aunque se intentó varias veces. Las dos órdenes tenían grandes posesiones en diversos países europeos, estas inoperantes, ya no tenían mucho sentido su existencia. La Orden hospitalaria se mantuvo en Chipre que con su gran flota marítima se dedicó al transporte por el mar, después se desplazó a Rodas y tras su expulsión y con ayuda del emperador Carlos V llegaron a Malta. La Orden de Malta ha llegado hasta nuestros días, aunque solo sea a nivel honorifico, en la actualidad mantienen representaciones diplomáticas en numerosos países. Peor suerte corrió la Orden del Temple, quizá no supo adaptarse o no imaginaban lo que después ocurriría. Las propiedades y dineros de la Orden Templaria eran enormes y empezaron a surgir envidias y los deseos de monarcas y otros de apropiarse de sus bienes.

Felipe IV rey de Francia, era hijo de Felipe III el atrevido y nieto de San Luis, ciñó la corona sobre su cabeza con apenas diez y seis años y contrajo matrimonio con la Reina Juana de Navarra. Tenía muchas deudas contraídas con la Orden del Temple y además codiciaba todos sus bienes, las arcas de la corona estaban vacías debido a los conflictos que Francia mantenía con Inglaterra y otros países desde hacía mucho tiempo, junto con sus consejeros, Guillermo de Nogares y Guillermo Plaisians, organizó una trama para apoderase de las pertenencias de la orden, esta estaba bajo custodia del papa ya que era al único que le debían obediencia. El Papa del momento era Clemente V. Beltrán de Got, que ese era su nombre, anteriormente había sido arzobispo de Burdeos, después de un largo cónclave en Perusa y con los apoyos del Rey Felipe IV, es elegido papa, recibiría el nombre de Clemente V y fue coronado en Lión. El tiempo fue pasando y no veía el momento de trasladarse a Roma, El rey lo quería en Francia, en 1309 estableció la corte pontificia en Avignon.

A Felipe se le presentó la gran oportunidad de destruir la Orden del Temple y apoderarse de sus riquezas cuando se presentó ante él Esquiu de Floyrán un ex templario que había sido expulsado de la orden, calumniando sobre las prácticas empleadas por esta. El viernes día 13 de octubre de 1307 fueron arrestados en Francia todos los templarios incluido el Gran Maestre Jacobo de Molay; a este en Vieux Temple de París mientras dormía, estos fueron acusados de más de cien cargos, herejía, adoración idolátrica, sodomía, también por haber pretendido unificar las tres religiones, que lógicamente no interesaba al cristianismo romano, por actos impuros como darse un beso en la boca durante la iniciación, algo visto y practicado desde tiempos atrás.

En 1307 Felipe IV tiene ya en sus manos argumento suficiente para encausar a los templarios, como no podía ser de otra manera Guillermo de Nogaret y Guillermo de Plaisians presentan todas las acusaciones al Papa Clemente V, pues sin su consentimiento no se podía hacer nada. El Papa no hizo nada ni a favor ni en contra del Temple, si trató de dilatar la situación pero ante el Rey más poderoso de Europa y recordar que era papa por el apoyo que el Rey le prestó en su momento, todo quedó en manos del rey y de sus consejeros.

Encarcelados los templarios, fueron interrogados por los funcionarios reales, la Inquisición hace su aparición de la mano del gran inquisidor de Francia, Guillermo de París, con sus terribles métodos de tortura que mediante estas muchos se culparon y fueron perdonados otros no lo hicieron y terminaron con sus vidas en la cárcel o en la hoguera. Muchos templarios escaparon a los funcionarios del Rey llevándose un gran tesoro; desaparece inmediatamente del puerto de la Rochelle la flota templaria allí atracada. Se tiene noticias que unos pasaron a Escocia, otros América, otros abandonaron la Orden, Incluso algunos formaron parte de otras Ordenes en la península Ibérica, como la Orden de Montesa. En la corona de Aragón, y la Orden de Cristo en Portugal.

Muchos caballeros pudieron huir salvando sus vidas y sus tesoros días antes del arresto, ya sabían desde hacía tiempo y contaban con la posibilidad de su detención, se cuenta que cuatro caravanas repletas sus carretas de oro, plata y joyas salieron unos días antes de la torre del temple bien custodiadas y sin ruido.

El Maestre Jacobo Bernard de Molay, Godofredo de charney, Godofredo de Gonneville, y Hugo de Pairaud, mediante tortura se declararon culpables.

El 18 de marzo de 1314 se reúne una asamblea convocada por Clemente V para leerles la sentencia, los cuatro son condenados a cadena perpetua. Pero sucedió que el Maestre Molay y el maestre de Normandía Godofredo Charney, se levantaron defendiéndose de las acusaciones y defendiendo la orden, proclamando su inocencia así como las tramas insidiosas que habían urdido contra el Temple.

A la hora de vísperas, Jacobo de Molay y Godofredo Charney fueron conducidos a la isla de los Judíos en el rio Sena, llamada así porque allí ponían en la hoguera a los judíos que negaban la divinidad de Jesús, fueron acusados de herejes relapsos, esto es, que después de confesar habían vuelto a sus antiguos errores. El pueblo se congregó en las orillas del Sena para ver aquel horrible espectáculo, y para hacerlo más espantoso se llevó poca cantidad de leña con el fin de no alimentar demasiado las hogueras para que durase más tiempo su suplicio.

Se cuenta que Jacobo Bernard de Molay pidió su último deseo, que lo pusieran mirando hacia Notre Dame; se cumplió.

Se dice que murieron tranquilos y serenos, que antes de morir Jacobo de Molay dijo: Clemente, y tu Felipe, traidores a la fe cristiana, os emplazo ante el tribunal de Dios… A ti, Clemente, dentro de cuarenta días, y ti Felipe, dentro de este año. El 20 de abril de ese año moriría Clemente V y en el mes de noviembre del mismo, moría Felipe IV. El papa murió con terribles sufrimientos y el Rey murió de gangrena a causa de una caída de su caballo. También murieron al poco tiempo los asesores del Rey, Guillermo de Nogaret y Guillermo Plaisians. Los hijos del Rey también morirían muy jóvenes.

Esto sí es cierto no hay leyenda en ello, en 1577 los calvinistas destrozaron la tumba papal quemando lo poco que quedaba de aquel pontífice y aventaron sus cenizas.

Hay una anécdota, cuya verosimilitud es difícil de probar, pero que tuvo gran repercusión en su época, que viene a reafirmar que el Temple aún no se había olvidado. Durante la Revolución Francesa, inicio 1789, cuando Luis XVI fue guillotinado, y su cabeza cayó en el cesto, un extraño personaje saltó hasta el cadalso y gritó desde allí dirigiéndose a la multitud: “¡Jacobo de Molay, ya estas vengado!” . Este Rey fue el último de la dinastía de los Capetos a la cual pertenecía Felipe IV.

De la Torre del Temple, en la que fueron apresados a traición Jacobo de Molay y otros dignatarios de la orden, saldría, una fría mañana de enero de 1793, hacia el cadalso Luis XVI, el sucesor que hacía el número veintidós de la dinastía de Felipe IV el hermoso. Alguien dice, lo que hagas sufrir en esta vida, en esta vida lo sufrirás tú.

Historia sobre un rey que fue templario: llamado Jaime I el Conquistador Rey de Aragón y de Cataluña, que nació de milagro.

Sus padres, Pedro II de Aragón y Conde de Barcelona en el año 1204 se casa con la condesa María de Montpelier, hija del Conde Guillermo IV. Este matrimonio muy pronto tubo sus desavenencias, pidieron la anulación del matrimonio al Papa Inocencio III, pues el rey quería casarse con la heredera del reino de Jerusalén María de Monferrano.

El pueblo deseaba contar con un heredero pero con estas discordias no era posible. Se cuenta que en esto participaron el pueblo, la nobleza y el clero; engañaron al monarca, le dieron de beber con exceso y le hicieron acostarse con un “damisela casquivana” cuando en realidad era su esposa María de Montpelier, ella estaba al corriente de todo. Mientras pasaba la noche se reunieron notarios, obispos y nobles y por la mañana temprano entraron en la habitación e hicieron ver al rey que la mujer con la que había pasado la noche era su esposa. El rey, furioso, monto en su caballo y se fue del pueblo, pero el milagro ya se había consumado y tras nueve meses de gestación nacería el que habría de ser el gran soberano de la Corona de Aragón del siglo XIII, nació concretamente el día 8 de febrero de 1208. Simón de Montfort, el exterminador de los Cátaros, se hizo cargo del niño dos años después; en el pacto constaba que Jaime I se casaría con su hija Amicia. El Papa Inocencio lo liberó de su secuestrador entregándoselo a la Orden del Temple para su custodia y educación. Lo cierto es que siempre estuvo en contacto muy directo con la Orden, la historia anterior, es posible que sea leyenda. Reinó con el nombre de Jaime I de Aragón, también conocido con el sobre nombre de El Conquistador

Debemos recordar a este gran hombre Pedro II de Aragón y I de Cataluña, que participó en la batalla de Las Navas de Tolosa Junto al rey Castellano Alfonso VIII y a Sancho VII de Navarra contra los musulmanes, obteniendo los cristianos una aplastante victoria. Año 1212

Al año siguiente, 1213 moría Pedro II de Aragón en la batalla de Muret defendiendo a los Cátaros que eran sus súbditos, en contra de las cruzadas organizadas por el vaticano a través de Simón de Montfort, el Papa era Inocencio III. El rey murió defendiendo los más altos valores de la cristiandad. No es fácil explicar pero si de entender como un rey que batalla contra el vaticano defiende a la cristiandad, pero en este caso así es. Los cátaros, ellos se hacían llamar “Buenos Cristianos”, estaban en contra de la gran corrupción que existía en el Vaticano; a este rey de Aragón se le conoció como Pedro II el Católico.

Carlos Hidalgo Hernández.

Diciembre 2022

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