ALFONSO « EL PINDOQUE»
Según van pasando los años, que corren muy deprisa, intenta uno buscar sensaciones nuevas, unos en el juego, otros en el futbol, los toros, la iglesia, la política,… Hay muchas maneras de ser felices.
Para mí la mejor sensación es levantarme para ir a casa de mi hija a buscar a mis nietos, vamos con las bicicletas, que el pequeño está aprendiendo y me hace mucha gracia. los llevo por el camino de las parcelas, que parece que se está convirtiendo en un zoo porque hay animales de todas las especies, de paso vemos las plantas y nos lo pasamos pipa, como son traviesos y cariñosos te olvidas un poco de las penas de este jodio mundo que ciertas personas están destruyendo.
Hoy 30 de julio salgo de echar la partida de casa de mi amigo Pascual , el de La Bonal, llego a casa a las ocho de la tarde que ya me vale como me dice mi mujer, pero es que tengo tiempo para todo, llego y empiezo a regar el cacho huerto que tengo detrás de mi casa, donde me dan vida las plantas, tomates, frejoles, pimientos, etc. Que por cierto viene tardío todo pero las plantas están preciosas, dándote cuenta que son las mismas del año pasado que dejaron su vida para que estas sigan el curso de la naturaleza, pensando que yo soy otra planta con más años de vida, dejando la simiente a mis hijos y ellos a mis nietos. El ciclo es más largo, dando por bueno todo y aprovechándome de todo lo que me rodea, que es mucho sabiendo que tu vida corre muy deprisa.
Intento agotarla, disfrutando dentro de lo que puedo, termino de regar y subo para casa a asearme y dije para mi,» voy a ver las noticias que hace tiempo que no las veo», pero me arrepentí y dije «si solo voy a ver desgracias de guerras, atentados, gobernantes mentirosos cínicos, ladrones y lo del tren que es muy doloroso, yo solo lo he visto una vez porque no puedo, es mucho el sufrimiento aunque a uno no le ha tocado. Ya tienen que pasar al recuerdo y ayudar humanamente a esta pobre gente y despedirnos de los que nos han dejado, que su ciclo de vida ha sido tan corto.
Abro un poco la puerta de la calle para que entre el fresco y siento un bullicio de niños, donde sus vidas les están sonriendo, porque hasta hoy tienen casi de todo, y ese ambiente juvenil viene de una alameda que está en frente de mi casa, donde la diviso con mis ojos cansados, sin reconocer a las personas, digamos que esta alameda es como la MECA , ¿ Quien no ha estado en ella disfrutando de su sombra ? y por la noche, entre los arboles buenas meriendas hemos comido toda la gente que hemos pasado por ella , esas tertulias de los mayores hablando de su gastada vida, sentados en un banco sin peligro de que terminen en un centro de día o de noche; me cojo y voy a la alameda y me encuentro al señor Pepe, suegro de Emi «El Ranero» para que me entiendan, porque no es de este pueblo, pero tiene a sus tres hijos casados aquí, y me dice «que suerte tenéis, nunca había vista tantos niños juntos», ciento y muchas almas correteando por la alameda que algunos serán de fuera pero bienvenidos a este pueblo. Llego y allí había muchas mujeres jóvenes disfrutando de sus retoños, entre ellas estaban mis sobrinas , mi hija y sus amigas. Sentía algo especial, ver tantas chavalas de quince años hasta veinte, todas comprometidas, que yo casi no las conozco, donde cada una tiene su misión sin recibir órdenes de nadie, todo consensuado, cada una con su cuadrillita de niños para hacerlos felices, donde compiten por llevarse un pañuelo, que la monitora los va llamando a cada uno de un grupo y el mas espabilado le birla el pañuelo al más despistado corriendo uno detrás del otro. Y digo yo mi generación que distinta era de esta, porque entonces era todo a lo bruto, o íbamos a robar fruta a los que las tenían porque había gazuza.
Pero teníamos esa suerte que ibas para un señor de rapaz, para llevar unas pocas perras a casa, porque España estaba despertando, así que yo me fijaba en todos pero más en mis nietos, el mayor con 8 añitos recién cumplidos y pensaba para mi, si esto volviera para atrás como lo pasarían estas criaturas, digo que les espera con lo que está sucediendo, que va a ser de estas ciento y pico criaturas, que muchos tienen trece años, que en aquellos tiempos casi todos estaban trabajando y más en verano, que no sé como aguantábamos con aquellos calores.
Pero estoy contento porque en mi pueblo se va creando mas paz, de ver a chavales de otros pasándoselo bien en la Escuela de Verano, donde creo que la gente nos estamos solidarizándonos unos con otros, porque por separado no conseguiremos nada y en este pueblo hay material, lo que hace falta es construir no destruir, que buena falta nos hace y como dice el cantar «Juntos de la mano, miembros de este pueblo….» yo seguiré diciendo mi pueblo es el mejor del mundo, por eso yo vivo en el, así que bienvenidos todos los que aparcáis en el.
Un abrazo.
ALFONSO « EL PINDOQUE»