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Carta de un Técnico del Comité Territorial de Árbitros de la FBCyL

HOOLIGANS EN EL DEPORTE BASE

Carta de un Técnico del Comité Territorial de Árbitros de la FBCyL
Nos han recomendado, que sería interesante, incluir este artículo en nuestra revista, sobre todo porque si ello puede hacer que el mensaje se difunda, corra la voz y pueda servir para pensar en diferentes actitudes, formas y maneras que tenemos de relacionarnos en deportes que promueven la solidaridad, el compañerismo, el saber hacer y el juego limpio, pués bienvenidos sean este tipo de artículos:

Llevaba mucho tiempo dándole vueltas a este tema, pero unos acontecimientos ocurridos en mi ciudad, Salamanca, hace un par de fines de semana, han hecho que finalmente me haya decidido.

Me encuentro con la noticia de que un delegado de un equipo de fútbol de categoría benjamín ha agredido a un árbitro. Pero no acaba ahí la cosa, ese mismo fin de semana un padre de un jugador pre-benjamín intentó agredir a otro árbitro, porque al parecer no había pitado un fuera de juego.

Por suerte, en el baloncesto, no es tan habitual este tipo de conductas, al menos en cuanto a agresiones físicas, aunque sí que es cierto que cada vez hay más agresiones verbales. Por mi labor dentro del Comité Territorial de Árbitros de la FBCyL, acudo a lo largo de la temporada a numerosos campeonatos y torneos, y observo cómo año tras año se han incrementado estas situaciones. Además no sé si es casualidad o no, pero este tipo de actitudes se están multiplicando en categorías de iniciación como benjamines, alevines e infantiles.

Desde mi punto de vista, este es uno de los mayores problemas que existen en el deporte base, no sólo en el baloncesto, y no sólo afecta al estamento arbitral por ser el que normalmente recibe estas agresiones tanto físicas como verbales, sino también al resto, federaciones, clubes, entrenadores y jugadores. No nos engañemos, el padre/madre que tiene este tipo de actitudes con el árbitro, es el mismo que en un momento dado se va a convertir en el «entrenador» de su hijo, dándole instrucciones contrarias a las que recibe del entrenador, y que si no está conforme con éste, también le criticará e incluso insultará.

Creo que es un trabajo de todos los estamentos del baloncesto intentar reconducir esta situación. No hay que olvidar que estamos hablando de categorías de formación, tanto a nivel de jugadores, como de árbitros, donde lo que debe primar es eso, la formación, ya no sólo a nivel deportivo sino también a nivel personal. Flaco favor estamos haciendo al baloncesto base si entre todos no somos capaces de revertir esta situación.

Pablo Val
Técnico del Comité Territorial de Árbitros de la FBCyL

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