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LAS MUJERES YA SABEN QUÉ ES UN FUERA DE JUEGO


Sí, las mujeres ya saben perfectamente qué es un fuera de juego. No hace demasiado años explicar a una mujer en qué consistía la infracción del fuera de juego en el fútbol resultaba tan complicado como desentrañar el misterio de la Santísima Trinidad o adivinar el sexo de los ángeles. No es que la mujeres no fueran capaces de entenderlo sino que no tenían el menor interés en aprenderlo. Ahora las cosas han cambiado: como por arte de magia de repente lo entienden perfectamente y lo más curioso es que no ha habido necesidad de explicárselo; lo han hecho «motu proprio», como dirían los antiguos latinos, vamos, por su cuenta y riesgo.

Desde que hace dos años la Selección Española de fútbol se proclamó campeona de Europa se ha producido un cambio sociológico consistente en que las mujeres han entrado de lleno en el deporte más tradicionalmente masculino de todos. Antes nos criticaban y compadecían cuando nos veían dando voces como energúmenos frente al televisor con una cerveza en la mano y en compañía de los colegas. Ahora han decidido tomar cartas en el asunto y van a por todas.

Los avances y conquistas sociales que han conseguido las mujeres españolas en los últimos años son dignas de encomio. Con paso lento pero seguro han ocupado por derecho propio lugares de responsabilidad en todos los sectores, desde la cultura y las ciencias sociales a la política y la economía. Nada se ha resistido a su empuje y poco a poco han ido cayendo todas las barreras que antaño parecían infranqueables para ellas.

Un hecho muy significativo es que en todas las carreras universitarias los mejores expedientes académicos los presentan representantes del llamado «sexo débil», adjetivo que pronto dejará de tener sentido. Son más constantes, más responsables y más eficaces que la mayoría de los hombres; si a eso le añadimos ese puntito de mala leche que suelen tener, se convierten en más competitivas que los hombres. Dice un amigo mío que, al paso que vamos, dentro de unos años nuestra sociedad será como una gran colmena de abejas, en la que la reina y las obreras serán todas mujeres y todos los sectores productivos estarán en sus manos. A los hombres nos reservarán los puestos de militares y zánganos. Oye, pues bien mirado a lo mejor tampoco está mal.

De momento ya han invadido el «sancta santorum» masculino, el fútbol, ese reducto sagrado reservado sólo para los machos y donde una mujer solía encontrarse más despistada que una cabra en un garaje. Poco importa que nunca se hayan calzado unas botas de tacos ni hayan dado una patada a un balón en su vida; ya se encargarán, de hecho ya lo están haciendo, de ponerse al día y saber todo lo que haya que saber. Dicen que hace más el que quiere que el que sabe y ellas han decidido que quieren.

Lo que no me gusta de esto es que han aprendido muy mal a hacerse forofas y futboleras. Me explico. Llevan años, décadas más bien, observándonos y estudiándonos cuando vemos un partido y han copiado todo lo peor de nosotros mismos. En esto no han sido ni imaginativas ni originales. Durante el pasado mundial he tenido la oportunidad de ver varios partidos de la Selección rodeado de mujeres y me he quedado «pasmao»: voces, gritos, insultos, improperios…tanto que los hombres que estábamos allí parecíamos monjas de clausura a su lado. ¡Madre mía!

Y que no te atrevieras a llevarlas la contraria, que te soltaban con toda naturalidad «calla que tu no entiendes». Tal cual, os lo juro. Igualitas que nosotros pero con más mala leche. Por no hablar de los comentarios «técnicos» dirigidos a los jugadores y al pobre Vicente del Bosque, que si quita a este, que si pon al otro, que si cambia el centro del campo, que si saca a Llorente, ¡manda huevos!, como si lo llevaran haciendo toda su vida.

Así que al loro, queridos machos, las mujeres han llegado al mundo del fútbol y se van a quedar. Vienen con ganas y empujando porque tienen mucho terreno que recuperar. Espero que en esto, como en tantas otras cosas, lo hagan mejor que nosotros. A mi no me importa en absoluto, porque siempre será más agradable abrazar a una mujer cuando España mete un gol, que hacerlo con los amigos de toda la vida, la mayoría de los cuales ya resultamos bastante poco atractivos a la vista……y al tacto.

EL PÁNCARO.

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