Se nos fue septiembre, ese mes que nace con hambre de fiesta; fiesta que, a la primera de cambio, se convierte en resaca veraniega preludio de melancolías y añoranzas otoñales, nos pongamos como nos pongamos. Y para más inri, este año se ha empeñado en dejarnos un reguero, nunca mejor dicho, de fugas acuáticas y averías que están poniendo a prueba el buen hacer de los empleados municipales.
Aquí los tenemos en plena tarea, enseñando al agua, fuente de vida, por donde tiene que circular. Muchas gracias por ello.
Fotos: Pilar Corredera.
Buscando averías.
