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QUE TRISTE ES LA SOLEDAD

Escribir como yo hago, tiene sus consecuencias, porque a todos no les vas a dar gusto. A la primera mi mujer, que dice que todo el mundo tiene que saber los vericuetos de nuestra familia, que son cosas normales. Lo que está claro es que no me gusta esconderme detrás de las esquinas y como estoy jubilado y tengo tiempo, como dice el cantar “A que dedica el tiempo libre, y como es él…..” pues me pongo en cuerpo y alma y a otras cosas que no son malas, porque  el saber a la cantidad de personas que hago feliz, de aquí y de fuera, con mis historias, así que cuando das en tu cuerpo con un filón de ilusiones y sonrisas, hay que explotarlas a favor de la humanidad. Las penas cómetelas tu solo para aliviar el sufrimiento de los que te quieren, porque creo que en este mundo que hemos creado, hasta los cómicos se ríen poco, que es lo más grande que hay. Pues oye como tengo buena chinorra, va a ser que voy a seguir desnudándome, aunque algún día me deje la mujer; ya sabía cuándo se casaba la firma que se llevaba.

Escribo como siento, como soy y como vivo. Por eso los que me seguís, sabéis que soy como uno más de casa.

Os cuento, no sé si me entenderéis, siempre he dicho que puedes convivir con mucha gente, pero encontrarte muy solo; al contrario de otros que están solos y se encuentran bien por dentro, aunque sea sin compañía, va en la persona.

¡Vamos a ver! Mi suegra todavía vive con 97 años y no perdonan, que yo creo que nos entierra, pero con una cabeza que ya la quisiéramos tener muchos. Hace un par de meses enfermó y tuvo que estar hospitalizada y como mi mujer tiene solo una hermana que vive en Bilbao y ella es la que está a su lado y está pendiente, queda trillada.

Así que se cogió Conchi el pendingue y se fue para allá, para que su hermana descansara, aunque tienen una chica unas horas, pero necesita dos personas. Así que ha estado 16 días y antes de salir me leyó la cartilla muy en serio, que me acojonó.

A ver si vuelvo y la casa va a parecer una barraca, aquí te dejo las pastillas, aquí la ropa, aquí la comida, aquí esto y lo otro, más artículos que en la constitución, si no vas a casa de tu hija. ¡Esta mujer se cree que yo soy tonto! Como digo yo, con pan y vino se anda el camino. Que no me ha faltado de nada, porque iba a comer donde mi hija y luego me llevaba el táper para la cena, diciéndome los nietos, ¿Por qué no te quedas a dormir aquí? No hijos no, me voy a ir preparando por si algún día me quedo solo, que no creo me que caiga a mí esa breva, pero me puede dejar, porque ahora se lleva mucho. La lotería nunca me toca, pero esto está a la orden del día, no nos damos cuenta lo que desempeña una mujer en casa, lo cual vienen bien 15 días o un mes no vernos, te sientes más vivo, hasta te rejuvenece, se fortalece más la pareja y te quieres más, creo yo que es positivo, porque hay veces que no nos aguantamos unos a otros de tanto tiempo juntos. Luego cuando viene el reencuentro te entra una alegría en el cuerpo, con su presencia, porque se vienen arriba y la casa la ves llena. Aunque todas las noches nos echábamos un buen parlao, diciéndome que como lo llevaba. Cojonudo y te tengo la casa como el jaspe, total que la primera noche me pongo a cenar y como estás solo no sabes dónde mirar, la vida me ha dado una solitaria mosca, que andaba de un lado para otro sin picarme, se ponía donde le daba la gana, diciéndola ten cuidado porque lo mismo me despisto y vas para dentro con los mejillones, nos hemos cogido cariño.

Terminas, recoges la cena, esto se me da a mi muy bien en un pispas friego los platos, los vasos con un poco de fairy, que hasta se ponen a cantar de lo limpios y brillantes que me quedan, “Toro, torito bravo”. Bien recogidito todo, porque luego viene al día siguiente la hija y me la puede montar, así que veo Pasapalabra, las noticias, alguna película del oeste, que es lo que más nos gusta a los mayores, de Burt Lancaster, Yul Brynner, Don Murray o Gregory Peck, si es de indios no, porque menuda sotabanda que los meten, así que algunas las he visto 50 veces, solo con ver que matan al malo, quedo satisfecho.

Procuro también que no quiero que me vean los vecinos fregar el hall, alargo la fregona para que no me vean fregar el porche, porque dicen que no hago nada.

El otro día un gato hermoso, estaba yo con la puerta abierta para que se me secara el suelo y va y se me quiere meter en casa, sin pedir permiso, le vi, levante la fregona, pero serás cab…. ¡Salió por la escalera pa bajo como un relámpago, mirando para atrás por si acaso! ¡Oye que fuerza da la fregona! No me extraña que cuando las pisas el piso se pongan como leonas, porque yo también me convertí en un león.

Cuando te vas a la cama revisas la casa, dando unas vueltas por ella, que si las persianas están bajadas, que si los grifos están cerrados, si has apagado el microondas y menos mal que la cocina es eléctrica y no tengo que andar con la placa, manías. Total, que me voy a la cama y claro que me acuerdo de la mujer, porque yo del sofá a la cama, hasta que me duermo. Me despierto sobresaltado de mis sueños surrealistas, intento tocar a la mujer, digo ¡coño! me la han birlao, doy la luz de la mesilla y lo único que me encuentro es la mosca en la almohada durmiendo plácidamente. Así que ya llegas a tomar conciencia de lo que te espera y que no me empiece, cuando cambia el tiempo, a dar pinchazos en el pecho, porque te acojonas, pero más por la soledad que por lo que tienes y no vas a estar llamando en plena noche a los hijos, porque antes de venir la mujer te tienen metido en un “orfanato” con un poco de suerte, sin rechistar, porque allí se mueren de soledad.

El hijo con la nuera y el niño, como están en Salamanca, se acercaban los fines de semana y me han venido bien.

Así que no sabemos valorar lo que tenemos en casa, porque somos unos machistas. Lo peor es hacer la cama, la última que hice fue cuando estuve en la mili y era para arriba y para abajo, estas de ahora tienen más mano de obra, hay que entenderlas, porque una cama bien hecha es un lujo, así que doy más vueltas alrededor de ella y encima no me cuadra muy bien al llegar a la almohada, la jodía doblez se me da muy mal

El otro día estaba haciéndola y llego el nieto, Jacobo, y yo veía que no me quedaba bien, échame una mano hijo que va a venir Conchi y lo mismo me la monta, con pocos retoques la dejamos divina, diciéndole, es que tu abuela no me enseña, ¡mentira!, diciéndome me lo creo. Así que tengo que agradecerla por haberme hecho un hombre, aunque haya sido tarde, me siento muy contento, porque la fregona me ha dado mucha fuerza, así que no descarto hacer camas en los hoteles y en vez de la almohada pongo cojines que se llevan ahora.

Un abrazo.

Alfonso el Pindoque

2022-04-13

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