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Recordando a los villorejos que ya no están

Se aproxima el día de Todos los Santos y nos acordamos de nuestros seres queridos yendo, si es posible, al cementerio. Un pueblo es importante por su gente y en el nuestro siempre recordaremos a los que marcaron nuestra infancia y los momentos inolvidables.

Yo tengo varios que siempre me traen recuerdos entrañables. El haberme criado en un bar ayuda mucho para conocer a las personas más peculiares. Siempre que estoy fuera de mi tierra me acuerdo de las palabras que me decía Magín «Pirundiiii en todos los sitios hay Dios», siempre que me iba decía: aaaaadooonde. Otro que me viene a la mente, sobre todo en fiestas es Lucas, siempre estaba ayudando en lo que hiciera falta.
Balbino con sus perros adiestrados
Tomás, fue el que me enseñó a pescar
Mantecas, siempre sacaba una sonrisa
Benito Cordovilla, tomábamos café por las mañanas y las historias que tenían con el F.C. Villoria eran para un libro
Gusu, muchas tardes de cartas y futbolín, un grande
Urbanín, la última vez que le vi, fue en la despedida de Heli y fue una noche para el recuerdo.
Antonio, (Quevedo) buena gente y siempre que me lo encontraba en cualquier lugar una charla agradable teníamos.
Peliches, igual que los anteriores que se fueron jóvenes me sacaron una lágrima, el fútbol y las cartas nos hicieron pasar muchas horas juntos.
Poldo, hijo del pueblo y sobre todo amigo, la alegría y su forma de ser animaban siempre.
Patro Paticas. El periódico y sus comentarios en la Capri eran la estampa de todos los mediodías.
El comisario (Nano), al enterarme de su repentina muerte en Colombia me dio un bajón, un año entero jugando al tute da para muchos ratos únicos
Julián (Masca) «Hay cachapa «,
Filo, mi vecino, trabajador como nadie y de las mejores personas que he conocido
Ezequiel, Él nos abrió la visión del mundo con sus vivencias en Iberoamérica y sus tardes de catequesis
Tito el pintor, siempre me chinchaba, pero nos reíamos…
Matías, los chascarrillos y sus historias eran diarios en el bar de Vale
Mi abuela Fili, todos la conocemos. Ya estaba viviendo en Madrid cuando me llamó mi padre para darme la mala noticia. Es historia de la gastronomía de nuestro querido pueblo y sobre todo siempre tenía un gracioso insulto para recibirte, a mí siempre me llamaba Sinforoso…
Isa la de Mundo, que voy a decir de mi madre…
Espero y deseo que en alguna fiesta de septiembre se la recuerde por la cantidad de años que hizo la vaca para todo el pueblo.
Se me olvidan muchos, pero todos tienen mi respeto y admiración ya que con una simple sonrisa que nos hayamos cruzado en este querido pueblo de las villas, que tanto añoramos, merecen un recuerdo.

La vida son los ríos que van a dar a la mar que es el morir.
Allí van los señoríos derechos a se acabar…

 

Javier López Martin

2021-10-29

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