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VILLORIA NO ES GUERNICA, NO ESTÁN CAYENDO BOMBAS, SÍ MIERDA

Hasta que el humor aguante

Hoy me levanto contento, es domingo y voy a comprar la prensa a casa de mis amigos Marce e Isa. Había cola para entrar respetando los deberes sociales que nos han impuesto. Aquí en Salamanca, parece que están dando resultado, y me alegro porque en ello nos va la vida.

Al ser el primer día que nos obligaban a poner la mascarilla nos costaba conocernos a muchos de los que estábamos en la cola y, por eso una amiga de Madrid me dice, ¿pero Alfonso, no me conoces? La verdad es que no, le dije. Una vez identificados estuvimos hablando un poco de todo el tema este de la pandemia.

Volviendo a la mascarilla, que es algo que tenemos que llevar todos porque el problema es muy serio, resulta que ya me he dado varios morrazos y un día me caí del penúltimo paso de la escalera y no salí muy bien parado, debido a que los años te pasan factura y tienes que llevar unas gafas como las de Bartolo para cerca y para lejos. Al ponerme la mascarilla se me empañan y soy un peligro. Pero es mi obligación y los científicos tendrán que mirar un poco esto.

No tengo nada en contra de la gente de Madrid o de Barcelona, donde supuestamente hay más afectados. Tengo familiares y amigos allí.

El otro día iba a misa y me encontré con un amigo de mi hijo, al cual quiero. Me contó que llevaba cuatro meses sin venir a ver a la familia y me dijo, que concienciados estáis en el pueblo, todos vais con la mascarilla. ¿Tú te crees que los del pueblo somos tontos? Le dije en el buen sentido. Lo primero, aquí se está dando una lección de ejemplaridad y responsabilidad, creo que hasta los niños de pecho saben estar y me jode que algún tirao palante de la capital que no la lleve. Y no digas nada porque la tienes armá. Todos tienen su derecho en disfrutar de su pueblo, porque pagan igual que yo sus impuestos. Pero aquí también está ese monstruo de bicho y ¿cómo se combate? Con disciplina y resignación, con las normas que nos imponen los que gobiernan pero como no es del gusto de todos, se publican bulos en todas las redes sociales (Instagram, Facebook, WhatsApp etc.) buscando carroña.

A mí me han llamado amigos de fuera de aquí, preguntándome ¿qué pasa en tu pueblo? Que parece que hay mucho infectado y ha muerto mucha gente.

Voy a ser más claro que el agua. Aquí tenemos un Centro Médico al que pertenecen los pueblos de Las Villas, alrededor hay pueblos que tienen residencias, donde por desgracia ha muerto gente y trabajan bastantes mujeres de este pueblo. Sí es verdad que ha habido personas que se han visto afectadas por la pandemia, pero ahora están sanitas, trabajando y dando el do de pecho para curar y atender en ellas.

Muertos de coronavirus en Villoria, creo que ninguno. Tengo siete u ocho amigas, con noventa y tantos años hasta cien, que hace tiempo que no les hago una visita no siendo que me las cargue. Están estupendas según me dicen los hijos. He tenido la suerte, en esta vida, de echarme buenos parlaos con ellas y con mi humor nos hemos reído mucho y me siento un privilegiado al haber podido verlas y no como con algún amigo que no he tenido esa suerte; pero no han muerto del coronavirus.

Así que gente, no vayamos a enterrarlos antes de tiempo, ahora que sí, desde mi punto de vista, si están en una resistencia, como digo yo, no las salva ni Sálvame de Luxe. Creo que si están en esa situación, con la soledad familiar, lo habrán pasado mal.

Tengo que decir que este año nos ha dejado gente, pero la mitad que el año pasado. No digo que, algunos, no nos hayamos saltado algunas normas del confinamiento, yo el primero, que creía que era el cuento de Caperucita Roja y entiendo que con tanto tiempo en casa, sin salir, algunas personas a las cuatro de la mañana, estando solos con el miedo en el cuerpo, se haya tirado de la cama en pelotas y se haya ido corriendo por los caminos de las parcelas o por el canal, sin control. Porque esto es una lucha de titanes, parece que vamos a atracar bancos como Jesse James, estos lo hacían con plomo y nosotros lo tenemos que hacer con paciencia y saber estar, dando ejemplo de solidaridad, en este pueblo, y de paciencia; porque el que viene, repite y se lo pasa bomba. Tenemos que saber sufrir, llorar y reír.

Que a gusto me he quedado porque, ante las dificultades debiéramos crecernos, no empequeñecernos. Vamos a intentarlo después de muchos años de bienestar, sin miedos.

El otro día fue mi cumpleaños al que antes, venían a felicitarme 30 ó 40 personas y nos lo pasábamos bomba.

Antes nos juntábamos, los fines de semana, toda la familia, padres, hijos, nietos. La abuela preparaba la comida, una buena paella, unas patatas fritas con huevos fritos, hasta un potaje. Ahora, con esta situación, te da miedo coger a un niño y estrecharle contra tu pecho porque nos podemos contaminar. Así que sólo se juntan los más allegados y te entra una nostalgiaaa que no alcanzo a entender esto que está sucediendo.

Según los epidemiólogos, que ni ellos se llegan a aclarar, decían que con el calor el bicho desaparecería, pero parece que no ya que están saltando muchas alarmas. Lo mismo es que estamos corriendo demasiado deprisa puesto que algunos españoles e ingleses y de otras nacionalidades se creen que España es un recreo. No os da ningún derecho cuando venís de vacaciones a hacer lo que queráis con vuestro dinero, son muchos años de libertinaje, iros con vuestra moneda donde os lo permitan. España no es un karaoke de alcohol, sexo y drogas; y no tengo nada en contra de la diversión.

Así que este año no iremos a nuestro querido Benidorm. Le he dicho a mi mujer que me llevo muy bien con la madre superiora de las Hermanitas de los Pobres para pasar unos días. Y si no al convento de la Peña de Francia a ordenar mi cabeza y aprender latín y canto gregoriano que transmite mucha paz.

¡Ah! No me daba cuenta que me habían dicho mis amigos que se había muerto el último cura que quedaba. ¡la jodimos tía Paca!

Así que vamos a intentar pasar el año como podamos y esperar que las flores florezcan y nos traigan paz.

Un abrazo

Alfonso El Pindoque

2020-08-25 

 

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