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DESPEDIDA DE SANTIAGO ALBERCA

Llegado el momento de cerrar la puerta a los últimos 39 años de mi vida, que es el periodo que abarca mi ejercicio profesional, de los cuales los inmediatos trece pasados (en Septiembre próximo se cumplirían catorce) han trascurrido con vosotros, me tomo la libertad de escribir estas líneas para haceros partícipes de mis sentimientos al afrontar esta situación, y no resulta fácil, pues las sensaciones son encontradas: por una parte debería estar la alegría de que a partir de ahora dispondré de más tiempo (todo el tiempo) libre para disfrutar de la familia, aficiones, actividades de ocio… y por otra la
tristeza al decir adiós a todo aquello que en 1978, con el título recién estrenado bajo el brazo, se abría ante mí con inmensas perspectivas y que con tanta ilusión afrontaba: el
cuidado de la salud de mis semejantes, trabajando “a pié de obra”, es decir como médico de cabecera (ahora denominado del Primer Nivel o Atención Primaria) con el enorme compromiso de responsabilidad que ello conlleva.

Durante todo este tiempo las experiencias han sido variadas, con momentos buenos (gratificantes por haber salido las cosas bien) y otros frustrantes ante la imposibilidad de
lograr el cometido principal del trabajo del médico (la recuperación de la salud y supervivencia del paciente), pero siempre con la satisfacción de haber intentado todo lo que estaba en nuestras manos para conseguirlo, y si ello no ha sido posible, al menos contribuir a aliviar el sufrimiento del enfermo y sus familiares.

Respecto a mi etapa entre vosotros reseñar que no habría sido posible sin la incondicional colaboración de mis compañeros sanitarios del Equipo de Atención Primaria de la Zona de Salud de Villoria, TODOS, pero en especial de Mª Ángeles (administrativa), Ángela (enfermera), Paquita (matrona), Mar (pediatra), Ángela
(médica) y Antonio (hasta su jubilación y al que nunca daré por pagada su ayuda profesional diaria y apoyo personal en momentos familiares difíciles). No me olvido,
tampoco del personal auxiliar: Puri, Lali, Maribel, Auxi, y ahora nueva Puri.

Por supuesto que nada habría resultado fácil, tampoco, sin vuestro apoyo y compresión, desde la acogida inicial hasta ahora, aceptando mi forma de ser y trabajar y sabiendo
disculpar mis defectos y las ocasiones en que no he podido dedicar toda la atención por falta de tiempo, pero sabed que siempre he priorizado lo más urgente y bajo la única
perspectiva que el cumplimiento del deber de estar a cargo de cuidar vuestra salud me impone: por encima de todo lo mejor para vosotros en cada momento.

Gracias de todo corazón y perdón por las ocasiones en las que no he cubierto las expectativas que con vuestra confianza habíais depositado en mí.

Villoria, Junio de 2018.

Santiago Alberca Herrero.

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