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COSAS DE LA TERRIBLE Y SOLITARIA CIUDAD

Se sentía solo, viejo, olvidado, sus piernas ya le fallaban, el camino era escabroso pero él seguía solitario haciendo de las injusticias  lo que podía para no caer en lo inmundo  de su entorno odiado.

Había sido fuerte, alegre y según decía la gente hasta era guapo. Pero el cansancio y la fatiga vivida en su camino, las zancadillas que esta nueva sociedad le puso, habían hecho de él, un viejo gruñón por el abandono.

Pero su mente volaba por los viejos caminos de los tiempos pasados, buscando alegrías, Pero ya todo era tan diferente, que cuando abría los ojos el mismo creía que ya no existía y se preguntaba ¿Cuántos serán los que hoy día metidos en la ciudad  desierto solitario de esta nueva vida,  perderán el rumbo y sentirían lo mismo que yo siento, que lo vivido solo le había servido para perder el tiempo?

 

Tiempo  aquel en que todo era alegría, en el que no se encontraban piedras en el camino,  ¡Era todo tan diferente al de hoy para mi se decía¡ Qué donde antes solo veía rosas ahora solo encuentra espinas, espinas invisibles que al andar te pinchan sin que puedas evitarlo, porque las siembran allí, en el camino por donde tú tienes que pasar.

 

Un día sentado en un banco solitario allí en la vieja alameda, un rayo de sol entro a través de los viejos chopos, que crujían al empuje del viento, porque los árboles como los hombres, también  muchos acaban  en el desierto de la ciudad, ¡Contradicción absurda porque allí donde mas gente hay,  allí es donde mas solitario  todo ser vivo esta!.

Miraba las ramas secas y una pregunta absurda se hacía ¿ Aquí ni las ramas secas sirven para calentar en una buena lumbre? ¡Todo se pierde !.

 

¡Algunas veces le gustaría  pensar que él, no es el!  Que es uno de esos que pasan por la calle corriendo sin saber a donde va., Pero luego despertaba de su sueño, de ese sueño que por un momento le trasladaba a donde él se sentía fuerte, fuerte y acompañado por los seres queridos como los que un día tuvo de verdad. Pero es un sueño, un sueño, estando despierto, que es más absurdo y cruel, que el que todo hombre tiene cuando duerme o tiene una pesadilla.

Por eso, trata de dormir, de dormir, de verdad, para poder trasladarse aquella otra época sin que el mismo se tenga que recriminar  de su engaño,

 

Con el calorcito de los rayos de sol que atravesaban los viejos árboles se durmió  profundamente.  Arrullado  por el murmullo de la ciudad en la que no encontró que hacer antes de hacerse viejo, lo que él no entendía. Pero la ciudad empuja y empuja, pero luego te da la espalda al que como él  se  fía de todo. No, no es como lo que él se creía que era, como lo que a él le habían dicho, por eso le parece cruel y se duerme tratando de olvidar y poder soñar.

 

Y soñaba con su pasado y volvía a sentir el latido de su corazón,  el latido de una vida amable, donde la gente le saludaba, donde nadie rodeaba del, de su suciedad y abandono. Sin que él  entendiera porque, pues él nunca hizo nada para merecer esto, solo que vino de fuera, pero no era diferente, era un hombre,

 

Un día se despertó de aquel banco  en donde paso la noche  y se frotaba los ojos, pues le parecía que aquella inmundicia  que le rodeaba no podía ser cierto , Pues aquella noche él creía que la había pasado en una buena cama, en una  buena habitación y con una hermosa señorita,  Por eso se frotaba los ojos  para comprobar si estaba dormido, o despierto y se negaba a despertar a la realidad, aunque estaba ya acostumbrado desde aquel día que le empujaron a vivir en la calle. El primer día no le dio importancia, ahora ya es tarde y pasea por las calles sonámbulo, cargado de bolsas, con sus pocas pertenencias, mirando cómo la gente rodea de él y a veces escuchando terribles comentarios  por su aspecto.

 

Por eso soñar es lo mejor que le pasa de un tiempo a esta parte, sueña y sueña, quiere vivir soñando, para que su pesadilla cotidiana no sea una realidad, Para que si algún día alguien se acuerda del crea que su vida asido preciosa,  Por eso solo sueña y a veces se acuerda de algunos versos que le consuelan, De aquel que pensaba que él era el más pobre y luego  comprobaba que había otros que aun estaban peor que el.

Y no sabía porque, pero le servia para resignarse a su situación, situación que le llevo hasta allí buscando la vida llamada moderna. ¡Que le saco de sus campos, donde se oían cantar los pájaros! Soplar el viento entre los árboles, balar las ovejas en las extensas praderas, correr las liebres por los inmensos campos, volar el águila buscando su presa para comer aquel día, escuchar el silbido del pastor cuando llamaba a su perro al que siempre considero su mejor amigo.

 

‘¡Ahora más que nunca podía comprobar lo que del perro se dice! Que es el mejor amigo del hombre, porque otro perro abandonado, le seguía y le lamía su mano sin pedirle nada a cambio y se decía para sí ¿Que buenos son los perros? Tendrían que  aprender los humanos de ellos

Otra vez se quería dormir para soñar porque soñando se sentía libre de la terrible pesadilla que la vida le presentaba. Cuando estaba despierto y caminaba por los caminos que equivocadamente tomo hace ya mucho pero mucho tiempo, buscando una vida que le habían dicho que era mejor y que ahora comprobaba la terrible equivocación que ya nunca más podría cambiar…

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SENTIMIENTOS

Y soñaba con lo hermoso

para quitar de su mente

tanta desdicha presente

Y miraba al cielo limpio

entre aquellos viejos árboles

y contemplaba un bello pájaro

Solo sus ideas volaban

y solo así encontraba libertad

Volando..volando como los pájaros

Llevaba en una vieja libreta

escritos nombres que el solo conocía

cuando  la miraba

Por sus ojos unas cálidas lágrimas corrían

que seguían su rostro hasta llegar a su boca

que distraído el se bebía

¿Dónde estarán ellos?

¿Y donde estará el amor que él sentía?

¿Y como será allí ahora la alegría?

¿Qué habrá hecho el tiempo con la pasión

de aquellos días? Y no dormía

pensando en la lejanía.

Un rayo de sol atravesaba

por los agujeros de su vieja boina

por los que veía el verde de los árboles.

Fumaba  cigarrillos y miraba el humo subir

lenta muy lentamente al cielo

y sentía envidia querría ser humo.

Su mente se llenaba de colores

seguía con su vista las mariposas

en el viejo y abandonado jardín.

Le hacia daño el trino de las golondrinas

que libres volaban porque el solo

soñaba y soñaba y a si, de todo se olvidaba.

Y aunque la vida le había cambiado,

el seguía sintiendo el calor de su pueblo

que le vio partir pero sabía, que nunca a él volvería.

SIGI

                               Sigifredo Maria Cascón

 

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