Besana Villoria – Revista digital Besana de Villoria

¿SE MUEVEN LAS PLANTAS?


Moverse, lo que se entiende por desplazarse de manera autónoma de un lado a otro, todavía es algo que no hemos visto en las plantas, pero sí que es verdad que éstas desarrollan sus propios mecanismos de supervivencia que se pueden considerar como movimientos.

El primero y más elemental de todos sería el geotropismo. Éste tipo de movimiento es el que depende de la gravedad de la tierra y el que hace que las plantas crezcan y se desarrollen tal y como todos lo vemos a diario. Las raíces crecerán hacia abajo buscando la profundidad de la tierra y los tallos en sentido contrario. Lo podremos observar, por ejemplo, con un bulbo de gladiolo ya germinado; si lo plantamos con la parte de la raíz para arriba y el tallo para abajo al cabo del tiempo veremos cómo ambos cambian su trayectoria hacia el lado contrario de cómo los plantamos.

Otro movimiento de la planta es el fototropismo, que no es más que la particularidad que tienen las plantas de girar buscando siempre la luz. Quien más quien menos tiene plantas en su casa y habrá tenido que moverlas periódicamente para que no crecieran sólo del lado dónde les da la luz. Un ejemplo muy claro de fototropismo es el de los girasoles que, en su primera fase de floración, se orientan siempre del lado que está el sol. Una vez pasado este periodo de crecimiento vegetativo, las flores quedaran siempre orientadas hacia el Este.

Las Nastias son movimientos que se producen como respuesta ante estímulos externos puntales, difusos y nunca orientados por el estímulo externo, sino por la propia estructura del órgano que efectúa ese movimiento. Pueden afectar a cualquier órgano de la planta: hojas, pétalos, ramas,zarcillos,etc. Hay un buen número de nastias en el mundo de las plantas, entre los más frecuentes y conocidos están, por ejemplo, aquellos producidos por la luz, como le ocurre al Don diego de noche, que cierra sus pétalos por el día y los va abriendo a medida que la intensidad de la luz va disminuyendo hasta abrirse totalmente en plena oscuridad nocturna. Por el contrario, la portulaca o la gazania, hacen todo lo contrario, se abren día y se cierran de noche. Esto también puede ocurrir con las hojas de determinadas plantas como es el caso de las mimosas, la albizzia, el trébol… que se cierran cuando cae la noche.

Dentro de este tipo de movimientos podemos incluir también el de los zarcillos de determinadas plantas como le ocurre a la parra virgen, que van buscando los soportes donde sujetarse .O los más conocidos, por llamativos o exóticos, como son los que observamos en determinadas plantas producidos por estímulos externos . Es el caso de las plantas carnívoras como la dionaea, cuyas hojas, divididas en dos lóbulos, se cierran cuando los pelos sensitivos internos que contienen entran en contacto con la posible presa. También la mimosa púdica responde a estos estímulos cerrando sus hojas o plegando sus ramas.

S.P.P.

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