Besana Villoria – Revista digital Besana de Villoria

EL VIENTO QUE NO CESA


El invierno nos mostró su cara más fría, sin haber llegado todavía, allá por el mes de noviembre. Las temperaturas de hasta 8 y 10 grados bajo cero que padecimos hacían presagiar un invierno duro y frío, como los de antes, cuando se el hielo colgaba de los tejados cual estalactitas en una caverna, o cuando cruzábamos de lado a lado el charcón andando gracias a la dura capa de hielo que se formaba.
Pero, lejos de esto, a medida que avanzaba el mes de diciembre, el mal tiempo se manifestaba en forma de borrascas de viento y lluvia que no nos han abandonado desde entonces.
En poco tiempo hemos tenido hasta tres ciclogénesis explosivas-cuidado con la palabrita que se las trae- que están dejando el campo hecho unos zorros y que, hasta ahora y por fortuna, no ha dejado más que daños materiales. Llueve sobre mojado y a este paso al campo le va a costar recuperarse si el tiempo no cambia. La cosecha de maíz está muy dañada y las pérdidas van a ser cuantiosas.

Los vientos huracanados que hemos padecido a lo largo del día han dejado su huella en las instalaciones de las piscinas donde han derribado uno de los pinos, concretamente el que estaba a la entrada.

Parece ser que esto no ha terminado y que todavía nos queda alguna por pasar. Menos mal que el verano está a la vuelta de la esquina.

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