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Ahora que empieza la época veraniega nos ha parecido un buena idea empezar un ciclo de ¨canciones del verano¨ las cuales han ido pasando por nuestro país y seguro que mas de uno le traerá buenos recuerdos.

CANCIONES DEL VERANO


Ahora que empieza la época veraniega nos ha parecido un buena idea empezar un ciclo de ¨canciones del verano¨ las cuales han ido pasando por nuestro país y seguro que mas de uno le traerá buenos recuerdos.
Vamos a empezar por el año 1959, aunque no nos dará tiempo a publicar todas las que hubo a lo largo de todos estos años debido a la cantidad de ellas que han pasado por las listas veraniegas hasta hoy en dia , y que fué el comienzo de ellas.
Hasta ahora los que tengan cincuenta años las recordarán con nostalgia y cariño
La historia de la canción del verano se remonta en nuestro país a mediados de la década de los sesenta, y su génesis estuvo ligada a cuatro factores fundamentales: el boom del turismo, los ecos de la música que se generaba por aquel entonces en EEUU e Inglaterra, la llegada de la televisión y la conversión de la radio en medio de promoción de la industria discográfica, con el surgimiento de las listas de éxito. A lo largo de las 27 entregas de que consta este trabajo iremos repasando, año por año, la era dorada de este género (permítaseme la exageración), desde la época yeyé hasta la del remix chunga chunga, haciendo escala en la rumba verbenera, el sonido disco de los setenta o la Movida madrileña. Hablaremos tanto de los especialistas (Fórmula, Los Diablos, Georgie, Raffaela…) como de los circunstanciales (el resto, prácticamente) y situaremos cada momento musical en el contexto social que le dio vida. Todos ellos, con sus sonrisas y sus fiestas, han ido trazando la historia de los meses más tórridos de nuestras vidas. Son los magos del calor, los trovadores de la avenida: elegantes o horteras, odiados o venerados, nacionales o importados; lo cierto es que sin ellos, angelitos de Dios, el verano no sería lo mismo.
Nada de esto hubiese sido posible, sin embargo, sin la abnegada tarea de aquel puñado de figuras que, empeñadas en la modernización del acervo musical patrio (jotas, coplas, habaneras, y algún conato de pop), se habían entregado con anterioridad en cuerpo y alma a la tarea de renovar la canción allí hasta donde eran capaces o les permitía el régimen. Ellos fueron marcando el camino, sentando las bases de un movimiento que no se demostró andando, sino bailando y alucinando a tutiplé. Son los precursores del fenómeno, gente como Los Casanova, Los Cinco Latinos, Los Javaloyas, José Guardiola, Manolo Escobar, Dúo Dinámico, Conchita Bautista, Enrique Guzmán, Palito Ortega, Luis Aguilé, Los TNT, Los Mustang, Dúo Kramer, Leo Dan, Emilio el Moro, Gelu, Marisol, Los Teen Tops o Luis Gardey habían ido pergeñando las líneas maestras del nuevo formato sonoro. Joyas como La chevecha, El telegrama y Quiéreme siempre (1959), La bamba, Porompompero, Comunicando y Quince años tiene mi amor (1960), Estando contigo, Quisiera ser y Ola, ola, ola (1961); Cuando calienta el sol, Somos jóvenes, Popotitos, Tómbola, Siempre es domingo y El partido de fútbol (1962); Twist de la risa, Amor de verano, Dile y 100 kilos de barro (1963); o Flamenco y Qué me importa el mundo (1964) merecen figurar con todos los honores en los anales de esta singular explosión de alegría y de color que emergería ya en todo su esplendor en 1965.


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