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Con el tiempo te das cuenta que la navidad son todos los días

NAVIDAD SOLIDARIA


Con el tiempo te das cuenta que la navidad son todos los días
No sé cómo empezar este artículo, pero llegaré al sitio, tengo que ir en sintonía con lo que te depara la vida, el día a día, que es lo que más te enseña. Yo creo que las personas que piensan con el corazón me entenderán, pero no los que piensen con la cartera, porque en su vida lo más importante es el dinero por encima del dolor, el hambre o las injusticias.

A mí las navidades no me gustan, pero cuando era pequeño soñaba para que llegaran porque esos días llenabas el estomago de lo que no comías en el resto del año.

Diez personas, el gato y el perro en una cocina de ocho metros, comiendo y cenando al calor de una lumbre de paja, donde se pasaba mucho frío, pero había mucho calor humano, éramos felices y aquellas instituciones de padres que luchaban como jabatos para sacarnos adelante; porque entonces había poco que escoger, era mucha hambruna la que había. De las cosas que me gustaban era cuando iba a misa a besar el piececito al niño Jesús en la adoración, en fin había algo especial. Pero claro ponían el cestillo para que echaras las pesetas o duros y yo pensaba que eran para el niño, así que si me daban una peseta la compartía gustosamente, aunque luego anduviera a dos velas, éramos felices sin tener tanto como ahora.

Recuerdo con nueve o diez años que iba a casa de los padrinos a buscar la colación, te daban una cajita con un pequeño roscón, unas chucherías, un cacho turrón, higos y nueces, además de alguna peseta. Yo, ya me sentía medio mozo y me daba vergüenza.

Tengo un primo que siempre nos hemos querido mucho, y le decía vamos a buscar la colación a casa de mis padrinos y él me ponía de condición que la mitad para cada uno, yo le decía eso está hecho, cuando llegábamos a la puerta de la casa de los padrinos no me atrevía por la vergüenza que me daba. Cuidado las veces que pateamos la calle para arriba y para abajo, una hora y yo sin llamar del apuro que me daba. Ya mi primo enfadado me dijo, si tú no llamas, llamo yo, no sé lo que hizo pero yo me salí corriendo, no volví jamás. No se me ha olvidado, luego me encontré con Serafín, mi padrino, y me dijo ¿Como no has ido a buscar la colación? se te ha olvidado, yo contesté, pues si. Si el supiera la verdad de lo que sucedió.

Pues van pasando los años y se va viviendo mejor, las navidades son esperadas todos los años hasta que mueren los padres y ya no las anhelas tanto,. Pero ahora me van gustando y el motivo es esta bendita España que se vuelca para que las personas necesitadas tengan comida para llenar el estomago esos días y el resto del año.

El año pasado se recogieron en Salamanca 103 toneladas de comida y este año el doble, esas personas que se lo han currado empaquetando y organizando en los supermercados y comercios, para que lleguen a los bancos de alimentos.
El año pasado fui a una empresa y estaba una joven trabajando en la oficina, yo la conocía y me dijo, Alfonso tengo dos niños, mi marido sin trabajo y yo a media jornada, me apena mucho lo que está sucediendo a muchas familias, ayer estuve en el supermercado y vi que estaban recogiendo comida, me gasté cincuenta euros para ellos, ¿Tú crees que eso llegará?, porque lo hago sacrificándome. Le dije, mujer lo que no se da nunca llegará, pero tu estate tranquila que se perderá un poquito, pero te puedo asegurar que llega casi todo. La vi que se le caían unas lágrimas, me decía que le daba mucha pena de los niños y como ella era madre no le gustaría que les sucediera a sus hijos.

Así que a estas personas las veo yo como samaritanas. Otras personas como el señor Amancio Ortega, el de Zara y alguno más. Yo honestamente me quito el sombrero, si es verdad que es la tercera persona más rica del mundo, que cada vez será más y seguro que tendrá una satisfacción enorme por lo que ha hecho. Ha donado 20 millones de euros al Banco de alimentos, que por aquí en Salamanca han caído 4 de ellos. Pero esto es un poco contradictorio porque luego vemos a los trabajadores en las fábricas que Zara tiene en países como Tailandia y otros, confeccionando sus ropas en unas condiciones en las que los obreros son explotados, no tienen seguridad en sus trabajos y con jornales bajísimos. Yo le diría muy bien lo que hace, pero dele la mitad del dinero que dona a esa gente que seguro que lo está pasando mal y la otra mitad bienvenido sea, porque yo entiendo que no se debe vestir a unos y desnudar a otros. Seguro que para el próximo año tendrá muchos mas millones que este y dormirá mejor.

Así que termino, esto no me canso de decirlo, tenemos uno de los países más corrupto, pero también solidario .Nos gustaría dejar de mendigar por un puesto de trabajo, porque eso es pan para hoy y hambre para mañana, donde los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres, a ver cuando llega el día de dejar de ver las colas del Inem, ojalá se consiga.

Que paséis buenos días en compañía de los vuestros.

Un abrazo
ALFONSO «EL PINDOQUE»

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