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"Ahora tiramos de camisa, de falda o de pantalón a la menor insinuación de que...

EL DESPELOTE PADRE


«Ahora tiramos de camisa, de falda o de pantalón a la menor insinuación de que…
Spain is different decían los turistas que nos visitaban en los difíciles y duros años de la dictadura. Y tanto que era diferente, que nos lo cuenten a los que ya teníamos uso de razón en aquella época y ya diferenciábamos una teta de una carreta, a ésta porque la veíamos con frecuencia y a la otra porque era frecuente que no la viésemos.

Pero como la esperanza es lo último que se pierde -y todo es cuestión de tiempo- la llegada de turistas a nuestras costas, la televisión con sus concursos de mises y ¡Cómo no! la inestimable aportación de nuestros sufridos emigrantes que con sus revistas ilustradas a todo color nos ponían al tanto de lo que se cocía fuera de nuestras fronteras, la balanza entre carretas y tetas se fue inclinando claramente a favor de las últimas.

Esto fue el preludio de los que se nos avecinaba. Con la llegada de las libertades y el fin de la censura se hizo la luz, y con ella parece ser que aumentaron las temperaturas y, como por arte de magia, las prendas de vestir empezaron a desaparecer. Esto es otra cosa. Ya no habrá que esperar a Diciembre para que vuelvan los emigrantes, ni coger el coche y pegarse un palizón hasta Francia para ver el Último tango en París (nunca he sabido que tenía que ver con los tangos lo que hacían el Brando y la Schneider; todavía si hubiera sido con los tangas…), ni…, en fin mejor no seguir para no herir la sensibilidad del lector.

Ahora las tetas de la Vera, el trasero de la Cantudo y el felpudo de la Estrada , junto con el de otras conocidas actrices, modelos, y famosas son los protagonistas de cines, revistas y alguna que otra obra de teatro. La televisión, más recatada ella, todavía tardó algún año más en unirse a la moda del destape; el símbolo del rombo y los dos rombos pasaron a mejor vida y se pusieron de moda las X. Letra que no se que tendrá pero que empezó a aparecer para denominar a cosas tan dispares como algunas salas de cine, a determinadas tallas de ropa y a algún político que… ¡quieto, guapo que esto es otro tema.!.

Después del desmadre despelotero de nuestras famosas la cosa se fue viendo más natural, máxime cuando los tapados machos ibéricos se unieron a la fiesta y empezaron a alegrar la vista de las féminas, con sus cuerpos serranos. Una reivindicación, lógica por otra parte, de las mujeres.

«Allí donde fueres haz lo que vieres», o mejor este otro que va más al cuento «Culo veo culo quiero», estos parece ser que son los refranes a los que se ha apuntado últimamente el personal y ahora tiramos de camisa, de falda o de pantalón a la menor insinuación de que nuestros partes pudendas, como dirían nuestros abuelos, van a ser inmortalizadas para la posteridad.

Así, cuando haya que recaudar dinero para cualquier fin sea solidario o no, ahí tenemos a bomberos, estudiantes, amas de casa, etc, etc, mostrándonos sus encantos en innumerables y repetitivos calendarios.

Que hay que protestar contra las corridas de toros: Ahí tenemos a las antitaurinas con sus pitones-vaya contradicción- en ristre para concienciar a la humanidad que los cuernos cuanto más lejos mejor.

Que queremos reivindicar que las playas sean todas nudistas: Aparecen sus partidarios butifarra al viento para demostrar que ver cuerpos desnudos no es sinónimo de llevar enarbolado el palo de la bandera de su reivindicación.

Y la última: Que hoy en día no se lleva eso de ser católico y de asistir a misa, pues ahí están los antitodoloquehuelaacatólico-está escrito así conscientemente-para presentarse en una capilla en plena celebración de la Eucaristía con sus torsos desnudos y conseguir así su momento de gloria.¡VIVA LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN!. ¿Y la libertad de los que estaban rezando en la capilla, donde queda?. El eterno dilema: Dónde empieza y donde termina la libertad de cada uno. El Responsable del recinto-universidad pública- donde se ubica la capilla en la que se ha producido este hecho le ha quitado hierro al asunto calificándolo de «anecdótico». A la madre de un amigo, cuando le dijo al médico de cabecera que sentía algo así como unos silbidos en la zona de los pulmones cuando respiraba, éste le contestó que se habría tragado un silbato. Al poco tiempo la señora se murió de cáncer de pulmón. Una anécdota.

T.P.

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